¿Qué es esto?

El que se ocupe este espacio responde a tres objetivos. El primero de ellos, contar con un sitio desde el cual se puedan dar a conocer las opiniones, las observaciones, las críticas de un grupo de alumnos de la Universidad de Monterrey, quienes, por obligación o gusto, tienen que realizar estos ejercicios dentro de la materia que lleva por nombre Taller de Crítica Cultural.

Segundo, y como si de un boomerang se tratara, una cosa es hacer llegar a otros lo que pienso, dudo, discurro, critico, y otra es someterme al escrutinio del otro, abrirme al diálogo, entrar en la polémica, ser el objeto de la crítica de otros. Enfrentar esta situación, aún así sea a través de estos medios, creemos, ayuda en la formación de quienes serán futuros profesionistas en las áreas social, cultural o humanística.

Y, tercero, es nuestra convicción de que al desarrollo cultural y artístico de esta ciudad le falta el elemento que cohesiona a todo con lo que ya contamos; tenemos teatros, cines, galerías y museos, orquestas, escuelas de arquitectura y diseño, desfiles de modas, premios a lo mejor del cine independiente, estudios de grabación y hasta un canal artificial en el cual concursan los triatletas de todo el país, pero a pesar de todo ello y de haber dado ya el salto al siglo XXI, no tenemos crítica, entendida esta como el comentar, el explicar, el difundir, el debatir, el exponer, de manera pública diversos puntos de vista sobre lo que, precisamente, está sucediendo en la ciudad en estos campos. Así pues, este espacio, estos textos, son nuestra modesta, pero decisiva, aportación al desarrollo del arte y la cultura de esta ciudad.

domingo, 21 de febrero de 2010

Museo ¿crítico?

Creo firmemente en la labor del museo como generador de crítica dentro de una sociedad. El museo no debe ser visto sólo como un espacio de exposición, estos dará como resultado meros espectadores, público que va a “entretenerse” como si fuera al cine o al estadio; por otra parte, un museo crítico, con capacidad de cuestionarse y cuestionar por medio de la museografía y el contenido, da como resultado un público crítico, deseoso de mayores y mejores exposiciones, talleres y ofertas culturales. Con esto no se trata de formar audiencias con un proyecto social común o con un gusto particular, cosa más alejada. Se trata de crear cuestionamientos, no ideologías o proyectos.

Podría pensarse que ya se han dado pasos importantes en dicha materia. De acuerdo. El problema sería ¿cuántos? Los museos chicos, sobre todo en provincia, permanecen en el olvido. Y podríamos abrir un poco más el cuestionamiento y hablar también de otro tipo de empresas culturales que se han vuelto depositarios obsoletos de conocimiento anquilosado o meras bodegas de patrimonio cultural; si pensamos en los museos mexicanos, apuesto a que usted conoce mínimo tres o cuatro que caben en la descripción. Podríamos hablar también de un cierto monopolio del patrimonio, donde algunos museos de la ciudad concentran en sus paredes grandes acervos - o las mejores exposiciones- mientras dejan a los otros en el olvido.

Ideal sería aprovechar este espacio para el diálogo y la pluralidad, y recordar que el museo debe ser revolucionario en el sentido de mantenerse siempre dinámico, crítico e incisivo.

Emmanuel Godínez Burgos

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