domingo, 21 de febrero de 2010
Museo ¿crítico?
Creo firmemente en la labor del museo como generador de crítica dentro de una sociedad. El museo no debe ser visto sólo como un espacio de exposición, estos dará como resultado meros espectadores, público que va a “entretenerse” como si fuera al cine o al estadio; por otra parte, un museo crítico, con capacidad de cuestionarse y cuestionar por medio de la museografía y el contenido, da como resultado un público crítico, deseoso de mayores y mejores exposiciones, talleres y ofertas culturales. Con esto no se trata de formar audiencias con un proyecto social común o con un gusto particular, cosa más alejada. Se trata de crear cuestionamientos, no ideologías o proyectos.
Podría pensarse que ya se han dado pasos importantes en dicha materia. De acuerdo. El problema sería ¿cuántos? Los museos chicos, sobre todo en provincia, permanecen en el olvido. Y podríamos abrir un poco más el cuestionamiento y hablar también de otro tipo de empresas culturales que se han vuelto depositarios obsoletos de conocimiento anquilosado o meras bodegas de patrimonio cultural; si pensamos en los museos mexicanos, apuesto a que usted conoce mínimo tres o cuatro que caben en la descripción. Podríamos hablar también de un cierto monopolio del patrimonio, donde algunos museos de la ciudad concentran en sus paredes grandes acervos - o las mejores exposiciones- mientras dejan a los otros en el olvido.
Ideal sería aprovechar este espacio para el diálogo y la pluralidad, y recordar que el museo debe ser revolucionario en el sentido de mantenerse siempre dinámico, crítico e incisivo.
Emmanuel Godínez Burgos
Podría pensarse que ya se han dado pasos importantes en dicha materia. De acuerdo. El problema sería ¿cuántos? Los museos chicos, sobre todo en provincia, permanecen en el olvido. Y podríamos abrir un poco más el cuestionamiento y hablar también de otro tipo de empresas culturales que se han vuelto depositarios obsoletos de conocimiento anquilosado o meras bodegas de patrimonio cultural; si pensamos en los museos mexicanos, apuesto a que usted conoce mínimo tres o cuatro que caben en la descripción. Podríamos hablar también de un cierto monopolio del patrimonio, donde algunos museos de la ciudad concentran en sus paredes grandes acervos - o las mejores exposiciones- mientras dejan a los otros en el olvido.
Ideal sería aprovechar este espacio para el diálogo y la pluralidad, y recordar que el museo debe ser revolucionario en el sentido de mantenerse siempre dinámico, crítico e incisivo.
Emmanuel Godínez Burgos
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