¿Qué es esto?

El que se ocupe este espacio responde a tres objetivos. El primero de ellos, contar con un sitio desde el cual se puedan dar a conocer las opiniones, las observaciones, las críticas de un grupo de alumnos de la Universidad de Monterrey, quienes, por obligación o gusto, tienen que realizar estos ejercicios dentro de la materia que lleva por nombre Taller de Crítica Cultural.

Segundo, y como si de un boomerang se tratara, una cosa es hacer llegar a otros lo que pienso, dudo, discurro, critico, y otra es someterme al escrutinio del otro, abrirme al diálogo, entrar en la polémica, ser el objeto de la crítica de otros. Enfrentar esta situación, aún así sea a través de estos medios, creemos, ayuda en la formación de quienes serán futuros profesionistas en las áreas social, cultural o humanística.

Y, tercero, es nuestra convicción de que al desarrollo cultural y artístico de esta ciudad le falta el elemento que cohesiona a todo con lo que ya contamos; tenemos teatros, cines, galerías y museos, orquestas, escuelas de arquitectura y diseño, desfiles de modas, premios a lo mejor del cine independiente, estudios de grabación y hasta un canal artificial en el cual concursan los triatletas de todo el país, pero a pesar de todo ello y de haber dado ya el salto al siglo XXI, no tenemos crítica, entendida esta como el comentar, el explicar, el difundir, el debatir, el exponer, de manera pública diversos puntos de vista sobre lo que, precisamente, está sucediendo en la ciudad en estos campos. Así pues, este espacio, estos textos, son nuestra modesta, pero decisiva, aportación al desarrollo del arte y la cultura de esta ciudad.

martes, 9 de febrero de 2010

Confuso y cuarto contacto


Honestamente, tuve que verla dos veces. No porque fuera una película difícil de entender, nada de eso. Fue más bien porque fue demasiado digerible de ver, como cuando no tienes nada que hacer, prendes la televisión, le das vuelta a la programación para sencillamente matar el aburrimiento en Discovery Channel. La segunda vez que pagué por ver esta película fue porque tenía que hacer esta tarea.

Olvidé analizarla porque me atrajo el gusto de sentirme engañada, de dejarme involucrar. Fue como saber que no existe la magia sin resistirte a entretenerte con los trucos del mago, sorprenderte, dejarte llevar. Hace mucho que no me pasaba eso con el cine, pues cuando empiezas a ver más, buscando lo bueno, el ojo se te va poniendo duro y el cerebro pegado en él como chicle. Piensas en la composición, en la historia, los diálogos, los efectos visuales, en el color, la actuación… la mix media. Le exigimos al cine lo que las demás artes no nos pueden dar.

En esta película no fue necesario pedir más de lo que intencionalmente muestra y esta hecha para. Es obvio decir que noté errores de guión como los ALIAS, nombres que aparentemente cubren la identidad de los afectados pero que son llamados de la misma forma en ambas grabaciones (la real y la ficticia). Aun y con ese error, mantenía una buena narrativa. El ojo es lo que más tenemos adiestrado y de lo que nos fiamos, error para nosotros, claro.

En cuanto a la historia y todo lo que propiamente pedimos del buen cine, no tengo nada que agregar; tampoco de los números y referencias absurdas, todo eso no merece ni ser criticado puesto que, como ya dije, no es la intención del filme.

Tania Martínez Báez

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