martes, 23 de febrero de 2010
The Hurt Locker, ¿una visión femenina de la guerra?
Después de ver The Hurt Locker (en español titulada Zona de miedo), dirigida por Kathryn Bigelow, tiene lugar la siguiente reflexión:
Enhorabuena por Bigelow, no todos los días una mujer aborda este tipo de temáticas y de manera tan cuidadosa e interesante. Dicho esto, habría que preguntarse: ¿realmente la visión de una guerra es diferente para hombres y mujeres? Si bien puede ser que cada género la viva diferente, en esta cinta Bigelow nos muestra que la visión del horror de una guerra no distingue género. Primero, Zona de miedo muestra la guerra en Irak a través de un escuadrón anti-bombas. ¡Bravo!. Era hora de abordar temáticas lejos del conflicto directo o de historias épicas de héroes de guerra; volver al soldado del día a día, que no muere para salvar a todo su batallón, sino que cumple con su deber y, en algunos casos, le urge no volver a pisar zona de conflicto. Además, nos regresa a una realidad por muchos olvidada: el mundo se debate en guerras de las que a nosotros no nos llegan más que una que otra noticia (¿cuándo nos habíamos enterado de la existencia de estos escuadrones y de su arriesgada labor?). Y nos la muestra como nos la pudo haber mostrado cualquier otro director hombre: cruda.
Sin buscar demeritar la labor de Bigelow, cabría preguntarse: si no supiésemos que se trata de una mujer director, ¿hablaríamos de una visión femenina? A mi parecer, no. Podría decirse lo contrario porque aborda aspectos de la psicología y el sufrimiento de los soldados en conflicto, o que se toca el corazón al mostrarnos tramas internas como la del niño Beckham, pero ¿qué película de guerra no lo hace?, ¿qué película de guerra no busca recordar, en medio del caos y la destrucción, el olvidado “lado humano” de la misma? Pensar que se abordan temáticas femeninas por tratarse de conflictos que nos permiten entrar en las preocupaciones de los personajes (tener hijos, la pérdida de una amigo, la familia, el propósito de una vida, la destrucción de una sociedad por la guerra, etc.) sería un cliché casi ofensivo para las mujeres; sería decir que las mujeres ven el lado “sentimentalón” de la guerra. Habría que recordar que los conflictos y dilemas de guerra presentados en esta entrega (y en sí de toda guerra) no son femeninos, son humanos.
Emmanuel Godínez Burgos
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