¿Qué es esto?

El que se ocupe este espacio responde a tres objetivos. El primero de ellos, contar con un sitio desde el cual se puedan dar a conocer las opiniones, las observaciones, las críticas de un grupo de alumnos de la Universidad de Monterrey, quienes, por obligación o gusto, tienen que realizar estos ejercicios dentro de la materia que lleva por nombre Taller de Crítica Cultural.

Segundo, y como si de un boomerang se tratara, una cosa es hacer llegar a otros lo que pienso, dudo, discurro, critico, y otra es someterme al escrutinio del otro, abrirme al diálogo, entrar en la polémica, ser el objeto de la crítica de otros. Enfrentar esta situación, aún así sea a través de estos medios, creemos, ayuda en la formación de quienes serán futuros profesionistas en las áreas social, cultural o humanística.

Y, tercero, es nuestra convicción de que al desarrollo cultural y artístico de esta ciudad le falta el elemento que cohesiona a todo con lo que ya contamos; tenemos teatros, cines, galerías y museos, orquestas, escuelas de arquitectura y diseño, desfiles de modas, premios a lo mejor del cine independiente, estudios de grabación y hasta un canal artificial en el cual concursan los triatletas de todo el país, pero a pesar de todo ello y de haber dado ya el salto al siglo XXI, no tenemos crítica, entendida esta como el comentar, el explicar, el difundir, el debatir, el exponer, de manera pública diversos puntos de vista sobre lo que, precisamente, está sucediendo en la ciudad en estos campos. Así pues, este espacio, estos textos, son nuestra modesta, pero decisiva, aportación al desarrollo del arte y la cultura de esta ciudad.

jueves, 11 de marzo de 2010

El quehacer del arte en la sociedad de consumo

Barbara Kruger, 1987

Hablar de la sociedad de consumo es hablar de capital: un capital de dimensiones simbólicas que frecuentemente viene acompañado del signo de pesos. En este contexto, la posmodernidad (o como quiera identificársele a esta era o fenómeno que cruza la humanidad) ha transformado todo tipo de estructuras sociales a un grado tan alto que el quehacer de las artes ha tenido que redefinirse.

Sabemos que el arte ha evolucionado constantemente a lo largo de la Historia, pero en esta ocasión la posmodernidad trae consigo, a manera de residuo de la modernidad, un sistema capitalista que, si bien no parece haber terminado de formarse y reformarse a sí mismo, sí ha formado y reformado a la sociedad.

Hoy en día hablamos incluso de la cultura en términos de capital, lo cual puede parecer positivo si consideramos que la sociedad de consumo brinda, en teoría, la posibilidad de adquirir una diversidad de bienes cada vez mayor a un grupo cada vez más grande de personas; ello habría de llevar, o al menos acercar, a la igualdad. Lo cierto es que esta utopía de “consumo para todos”, y en este caso “consumo cultural”, es precisamente eso, una mera utopía.

Podríamos pensar que Andy Warhol, el máximo representante del arte pop, al decir que “los consumidores más ricos compran esencialmente las mismas cosas que los más pobres”* pues la coca-cola que tomamos nosotros es la misma coca-cola que toma el mendigo, o Liz Taylor, o el presidente, no es sino una prueba de la ironía de esta “igualdad” posmoderna en relación al consumo: tener acceso a un “buen” refresco no es tan difícil como tener acceso a una “buena” educación o a “buenos” recursos artísticos y culturales en general.

Siguiendo con los residuos de la modernidad, sabemos que esta era dejó a las sociedades con no pocas frustraciones, aunado todo ello a la agudísima crisis de 1929, lo que llevó al común denominador de la población a hacer del consumo un valor y una salida catártica y atractiva para superarlo. Más tarde, con el aumento del poder adquisitivo que vendrá tras la Segunda Guerra Mundial para algunos países como, por supuesto, Estados Unidos, van a dispararse el coleccionismo y el arte como objeto de consumo directo. Varias décadas después, nos enteramos que la reina del pop va por ahí comprando cuadros de Frida Kahlo en subastas o utilizando piezas de Tamara Lempicka en sus videoclips.

Al colocarnos en este contexto de liquidez y virtualización, el consumo y el capital se transforman de manera aún más profunda; el arte y sus formas tienden pues a volverse volátiles y relativas como el capital, a la vez que “desechables” en tanto objetos de consumo. Mi pregunta no es si esto era lo que se tenía pensado como destino para el arte, mucho menos busco hacer una valoración ética de las formas artísticas de la sociedad de consumo; me pregunto, sobre todo, acerca del quehacer del arte dentro de dicha sociedad.

Así, el que hoy vivamos sumergidos en una cultura de imágenes y representaciones efímeras, no hace del arte algo menos significativo o valioso. Quizá se ha sobrevalorado la trascendencia o, mejor dicho, se ha subestimado lo perecedero. Pero el arte es, como hasta hoy lo ha demostrado, un reflejo de los valores de la sociedad que lo produce y lo consume. Por ello, en la era del consumo, el arte lo que ha hecho es seguir representando a la sociedad a la que acompaña. Un nuevo cuestionamiento que surge de modo inevitable es si, al ser insaciable el deseo de objetos y de su consumo, ¿puede aún seguir saciando el arte a nuestras sociedades? Independientemente de que lo haga o no, me parece que el hecho de que el arte vaya hoy tan de la mano con la sociedad de consumo, reflejándola y hablándonos de ella, no es más que una señal de que está haciendo su trabajo, y lo está haciendo bien.

*
Warhol, Andy (1975). The philosophy of Andy Warhol: from A to B and back again.

Dalinda Peña Habib

Educación artística

Anna Netrebko en "La Traviata" .

El arte es considerado como una práctica hecha por el ser humano o como una forma de expresión que intenta hablarnos de algo o alguien, y que de cierta manera su forma de enseñanza es inadecuada ya que tenemos diferentes conceptos sobre la educación artística. Pensamos que es un pasatiempo, o para aprovechar el tiempo en algo, un medio de relajación o de exclusiva para una sociedad como la “elite”; porque desde tiempos pasados se ha infundido que las señoritas de clase alta deberían de estudiar piano, ballet y así reflejarían un estatus mas alto o de plano personas que piensan que no sirve para algo en especial, una pérdida de tiempo y que es un trabajo que no deja algo monetario.

También la enseñanza sobre el arte (englobando todas las prácticas) se toma como si fuese una materia extracurricular que se va enseñando desde el pre-escolar, primaria, secundaria siendo de menor importancia y que va tomando otra forma en el nivel medio superior pasando a ser materias optativas hasta concluir tus estudios universitarios, etcétera.

Después de todo esto, siguiendo con la enseñanza sobre lo artístico en los diferentes niveles de educación, señalare las habilidades que se supone que se van desarrollando durante este trayecto, como lo es la danza que ayuda a la formación y al equilibrio del sistema nervioso; el teatro que beneficia a la expresión corporal humana, estimula y motiva; la música que desarrolla la capacidad de autoexpresión y formas de comunicación; y por último la expresión plástica que se enseña en el pre-escolar en el cual se desarrolla la capacidad de expresar e imaginar y que de alguna forma se contradice ya que los maestros van restringiendo al niño, de no salirse del contorno o pintar “bonito” , sin libertad y espontaneidad alguna para manifestarse. Pero que desgraciadamente a las personas encargadas sobre la educación toman al arte como segundo término, sin darle la misma importancia como las materias de historia, español o matemáticas que no se infunde de misma forma que estas otras elementos que son esenciales para el desarrollo humano que de alguna forma al igual que estas son complementarias para enfrentar a la vida.

Entrando en política, el gobierno despilfarra el dinero en otras cosas, en vez de invertir a la cultura y educación artística, de inculcar desde etapas tempranas sobre estas prácticas dándole importancia al igual que un deporte. Tal vez ya no educar a nuestros padres sobre esto porque ellos ya fueron enseñados de alguna forma al grado de algunos no dejar estudiar a sus hijos cierta práctica del arte; o que cuando se habla de arte nuestro pensamiento se va a un adulto sin creer que un niño lo pueda ejercer. Es por eso que se debe de poner más atención hacia la cultura dentro del país y a las poderosas personas encargadas de la educación, exigir una mejora dentro de la planeación de las clases de arte, a los capacitados sobre la materia y una mayor importancia hacia el arte mismo.

Francia Perales

¿Arte Contemporáneo?


La semana pasada hice una crítica al pensamiento de Filemón Santiago en cuanto al ready made. Pero sentí que me quede con algunas otras cosas por decir. Quisiera comenzar por preguntar si realmente MARCO es o quiere ser un Museo de Arte Contemporáneo como su nombre lo dice, o es simplemente un lugar para exponer productores para que luego estos se vendan mejor entre la alta sociedad, que cree que porque están en un museo ya son algo innovador y artístico. Obviamente tenemos que aclarar que no TODAS las exposiciones del MARCO tienen estos fines y que sí se cuelan buenos productores, como los expuestos en las salas de la exposición de Registro 02 , que tienen cosas actuales, con una carga intelectual que refleja las preocupaciones de nuestros tiempos y lo más importante es que no es el arte formal que nos presenta Filemón, sino un arte totalmente lleno de elementos de apropiación y ready mades y que utiliza un sinfín de recursos para exponer sus preocupaciones.

A finales del año pasado también nos topamos con un expositor oaxaqueño como Filemón, Rodolfo Nieto, quien tenía una grandiosa técnica y cuadros muy buenos. Pero estas obras en la actualidad no nos dicen mucho, el mundo posmoderno en el que vivimos tiene problemáticas que deben ser abordadas de otro modo. Otro punto importante es que la mayoría de los cuadros, en ambas exposiciones, decían ser prestados por colecciones particulares de la alta sociedad regiomontana. Creo que esto impulsa más a la demás gente de esta clase a comprarlos, con motivos como: porque están bonitos (tienen una buena técnica), porque alguien importante los compra y porque están en el MARCO.

Me parece que hay una falta de conocimiento intelectual acerca del arte contemporáneo que limita a que haya una evolución particularmente en este museo, pero que se debe dar el caso en algunos otros, y el mayor problema es que la preocupación es de pocos, puesto que al común de la sociedad regiomontana simplemente no les interesa tanto el buen arte actual y lo que este tenga que decir. Los estilos duchampianos y ready made u otros innovadores como los que nos presenta Terecerunquinto como sus productos de documentación, son ejemplos claro que demuestran la interacción con el mundo en el que vivimos hoy en día.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Kathryn Bigelow, su Oscar y las mujeres


Aprovechando la coyuntura del triunfo de “Zona de Miedo” y su directora Kathryn Bigelow en la 82da entrega de los Oscares, del Día Internacional de la Mujer, y de las pasadas reflexiones en este espacio sobre el mencionado largometraje, tiene lugar la siguiente reflexión: ¿Qué tanto ganó la película, qué tanto ganó Bigelow y hasta qué punto ganaron las mujeres?


No cabe duda que Bigelow ha hecho historia al ser la primera mujer en ganar el premio a Mejor Director (directora, por favor), eso ni siquiera se pone en tela de juicio. Lo que podríamos poner en tela de juicio y criticar es la maldita pregunta de siempre: ¿ganó por ser mujer o por ser buena?, ¿ya le tocaba a una mujer ganar el premio al Mejor Director(a)?. A mi parecer, y después de la experiencia de la película, puedo decir que ganó porque lo merece, y sí, es mujer. Sin embargo, no podemos hablar de una visión femenina en su película (revisar la entrada The Hurt Locker ¿una visión femenina de la guerra? y demás entradas que se ocupan de la cuestión), dicha visión es nula. De hecho, aún no existe una “visión femenina” en Hollywoodd, no podemos distinguirla porque no existe; difícilmente podemos pensar que el premio a la Mejor Película haya sido por “mostrar el lado femenino de la guerra”. Una buena y modesta película de guerra terminó por ganarle a la poderosísima Avatar, película que a mi parecer carecía de una trama sustancialmente original –no hay que demeritar la tecnología y los efectos deslumbrantes que también marcaron historia en el cine, pero recordemos que el guión era una mezcla de Pocahontas y 1492: la conquista del paraíso, sólo que situado, por decirlo de alguna manera, “Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana”).

Lo que podemos rescatar del triunfo de Bigelow y que sí puede ser un triunfo para las mujeres, es que la directora es una punta de lanza para la generación de visiones femeninas dentro del cine. Uno esperaría que a partir de lo sucedido el domingo las mujeres cobren una mayor fuerza en el cine, no sólo como actrices, sino como directoras, guionistas, productoras, etc. Más allá de las posibles teoría de conspiración en las cuales podamos enredarnos, y a pesar del enorme peso del discurso masculino en el cine, éste es el momento en el cual la mujer puede tomar una mayor participación en una industria que muchas veces tiende a cosificarla y estereotiparla. Ganó Zona de miedo por ser mejor que Avatar, eso es claro; ganó Bigelow por su gran trabajo, no por ser mujer; ganaron las mujeres una oportunidad, una puerta abierta, no un premio. Hay que poner las cosas en su justo lugar.
Imagen tomada de abc.es : http://www.abc.es/nacional/noticias/201003/08/Media/-0043ULLsdfsd--300x350.JPG

Emmanuel Godínez Burgos

domingo, 7 de marzo de 2010

Curaduría de la exposición de Filemón Santiago en MARCO


Debo admitir que me llevé una decepción al recorrer la exposición “Simplicidad compasiva”, del artista oaxaqueño contemporáneo Filemón Santiago, en MARCO. Mi decepción no se la atribuyo precisamente al artista sino, en mayor medida, a la incongruencia del trabajo de curaduría.

Justo antes de entrar a la primera sala, a las obras, se presenta al visitante en varios párrafos un mensaje de Guillermo Sepúlveda, curador y museógrafo de la exposición. En él se describen brevemente tres etapas biográficas de Filemón Santiago, dejando entrever la pretensión de mostrarlas a lo largo de la exposición, como una especie de telón de fondo o dotador de sentido para la obra de Santiago y para su evolución cronológica.

Lamentablemente, uno se pasea por las salas en búsqueda de este sentido lineal, o de esta triple división que al menos podría encontrarse en la colocación de las obras, aunque diera lugar a interpretaciones subjetivas; pero nos damos cuenta de que la exposición carece de explicaciones y vínculos pertinentes para hacer del conjunto de obras algo congruente con la aparente visión del curador.

Da la impresión de que el museógrafo hubiese tenido la intención principal de organizar la exposición de un modo y que, de pronto, decidió no seguir este patrón y olvidó cambiar el texto de bienvenida: así, de plano.

Asimismo, la mayoría de los textos que se colocaron en las paredes para acompañar a las obras eran –desde mi perspectiva– sumamente abstractos y con tintes más poéticos que otra cosa. Sin intenciones de desvalorizar lo poético, me parece que en este tipo de cuestiones habría de recurrir a ello sólo como un complemento pero no como la esencia museográfica que guíe a los espectadores a través de la obra de un artista.

Dalinda Peña Habib

Foto: http://www.marco.org.mx/exposiciones/FilemonSantiago.htm

jueves, 4 de marzo de 2010

Filemón Santiago en MARCO




A partir de la exposición de Filemón Santiago en MARCO, titulada “Simplicidad compasiva”, y de la curaduría presentada en ella, tiene lugar la siguiente reflexión:

¿Cuál es la intención de la exposición? Evidentemente, hablamos de una exposición retrospectiva y, de alguna manera –aunque la afirmación es más atrevida-, de una exposición que reivindica al artista oaxaqueño y buscar dar una nueva lectura a su pintura, tal vez buscando posicionarlo como continuador de la línea de grandes pintores oaxaqueños. ¿Se logra alguno de los objetivos? No estoy muy seguro.

El primer mensaje de Guillermo Sepúlveda nos invita a hacer un recorrido de la obra de Santiago desde “sus comienzos en el Taller de Artes Plásticas Rufino Tamayo, su estancia de quince años en la ciudad de Chicago, su retorno a Oaxaca y trabajos recientes al inicio de la exposición.” Tomando esto en cuenta, uno pensaría –o por lo menos considero que en su mayoría los asistentes así lo entenderían- en una línea cronológica, que permita ver con mayor claridad esos contrastes a lo largo de la obra de Santiago. Por desgracia, la obra está distribuida de manera un tanto confusa, necesitando de los pensamientos del artista para entender un poco en qué parte de su trayectoria estamos situados. No se pide una visita guiada, sino tomar en cuenta un recorrido que refleje de mejor manera los contrastes.

Ahora, las reflexiones del propio Santiago y la reflexión de Sepúlveda, ¿realmente ayudan en la creación de una narración que permita una lectura distinta, una lectura crítica de las pinturas? No quiero demeritar las reflexiones planteadas (cada quién su reflexión en esos temas) pero las considero un tanto líricas y en cierta manera ajenas a la obra que las rodeaba (lo cual, repito, puede que hubiera sido más claro si la exposición reflejara mayores contrastes).

Hablando de la obra en sí, considero lo más destacable las acuarelas del artista. Plantean algo diferente a la totalidad de su obra, la cual en algunos puntos me parece un tanto repetitiva. Considero que Filemón continúa con la tradición pictórica oaxaqueña (pensada como un reflejo del folklor y el mosaico de tradiciones de dicho pueblo), pero no sé si a la altura de un Tamayo o un Morales. Y, dicho sea de paso, la exposición no ayuda mucho a reflexionarlo.

Emmanuel Godínez Burgos

Imagen tomada de www.arteactualmexicano.com

Tres preguntas sobre Filemón Santiago

Al entrar a la exposición de Santiago en el MARCO… me imaginé muchas cosas , ya estaba enterada que el artista era Oaxaqueño, entonces inmediatamente pensé en pinturas llenas de color, algo así como la exposición pasada, la de Rodolfo Morales, y sí efectivamente el color estaba presente , pero algo oscuro, no le di tanta importancia, pues no hay ninguna ley que diga que por ser oaxaqueño y artista en toda su obra el color tiene que estar presente, pero si pensé que encontraría otra perspectiva de la cultura Oaxaqueña.


Al ver sus pinturas se me vinieron a la cabeza tres preguntas, la primera fue ¿por qué parecen recortes de revistas sus cuadros?, cada elemento estaba colocado uno arriba del otro, ningún espacio libre, hasta en el pequeño hueco de alguna esquina del lienzo había algo!!! Otra observación y segunda pregunta: ¿Por qué estaban planas sus pinturas? Por más que quería encontrar alguna perspectiva no podía, no había profundidad, con lo que empecé a cuestionarme si era un dibujo o una pintura, pues el contorno de cada elemento esta ba bien definido, y en el dibujo una de sus características es el contorno presente.

Ahora bien, creo que la curaduría parecía una oración donde Guillermo Sepúlveda idolatraba al artista, y en su discurso comentaba que se veía una evolución, pero para mi parecer tal evolución no estaba presente en su obra, hasta el mismo artista decía que había un cambio en su obra cuando recibió la influencia de haber estado en otro país (Chicago, USA), con todo ese argumento sólo mostraron en la exposición dos cuadros de su supuesta evolución o estancia en aquella ciudad. Regresando a las interrogantes, terminando de ver la exposición, me cuestioné por último, tercera pregunta: ¿por qué el contenido sexual en sus obras?, al principio pensé que era mi mente sucia la que veía algo que no era, sin embargo comentándolo con amigos, me di cuenta que no era mi mente sucia imaginando tal contenido, si no que de verdad sus cuadros en su mayoría tienen tal contenido, al igual que sus personajes masculinos están un poco afeminados y de igual manera los personajes femeninos estas masculinizados, eso sí, mostrando escenas de la vida cotidiana en el campo, con un elemento siempre presente: el perro.

Creo ciegamente que hubiera sido lo mismo ver o no ver la exposición, tal cual entre tal cual salí sin nada nuevo, comprobando una vez más que mientras alguien tenga el dinero y pague, puede exponer su obra en un museo.


Beatriz Adriana Rivas Palacios

Filemón Santiago en MARCO

Filemón Santiago. Mujer en reposo, 1998.

La exposición del señor Filemón Santiago, llamada Simplicidad Compositiva que se expone en la ciudad de Monterrey en el Museo de Arte Contemporáneo MARCO, inició en febrero y durará hasta el mes de mayo. En ella, el autor nos presenta un número de 100 piezas, que tal como lo plantea la curaduría de Guillermo Sepúlveda abarca tres etapas importantes del productor:

Sus comienzos donde utilizaría cuentos y sueños, el ser discípulo de Roberto Donís y pertenecer al Taller de Artes Plásticas "Rufino Tamayo”. Enfrentarse a la gran ciudad, Chicago, lugar al que emigro por más de 15 años es la segunda etapa. Y por ultimo su regreso a Oaxaca nos muestra a un pintor ya maduro. A partir de aquí marco un paréntesis y reflexiono sobre si la museografía fue un error o es una broma con la curaduría. Porque lo que nos narra Guillermo Sepúlveda es un tratar de introducir al espectador de una manera clara sobre el pintor oaxaqueño, haciendo referencia y cumpliendo con el objeto de la curaduría, el adentrarnos en una retrospectiva y los procesos creativos a lo largo de la vida del pintor, sin embargo pienso que tal y como se narra se reflejaría en las obras, cosa dudosa ya que durante el trayecto no se puede identificar ni su apertura, la vivencia de Chicago y mucho menos al pintor maduro, mezclándose entre sí sin seguir un lineamiento y haciendo borrosa la travesía.

Por otra parte, el público se encuentra con una serie de textos de Filemón Santiago que tienen una forma poética por así decirlo, que a veces sí va ilustrando, en efecto, lo que el curador narra, pero que por otra parte de plano vagan, y se pensaría que probablemente es para entender el avance de él mismo pero realizando la obra un tanto cursi.

Ahora bien, el pintor oaxaqueño muestra dentro de su trabajo un mundo colorido y de entre sueños, de vez en cuando reflejando la gente e historias de su pueblo, llegando de lo alegre a lo violento siguiendo una influencia de sus antecesores oaxaqueños de renombre como lo fueron Rodolfo Nieto, Rodolfo Morales, Francisco Toledo y Rufino Tamayo, por lo que realmente este hombre es un continuador de la dinastía oaxaqueña mostrando todo el folklor de su gente; sin embargo la exposición es un tanto larga y tediosa, tan así que en un principio se cree que se vería la transformación del pintor, y tan sólo se ve el cambio en la temática que marca desde la mujer-hombre hasta llegar a tocar la religiosidad, abordando un sinfín de temas pero siendo repetitivo en sus cuadros; además su forma de dibujo que lo hace plano, sin mostrar perspectiva como si estuviese todo pegado y fuese un collage, haciendo sus obras un tanto duras o rígidas. Claro está que el señor es un seguidor de la raíz oaxaqueña, siendo un tradicionalista, y ¿por qué no? Hay que reconocerlo, pero hasta ahí llegará, si no deja de ser un repetidor oaxaqueño.

Francia Perales

martes, 2 de marzo de 2010

Filemón Santiago en MARCO


La curaduría y museografía por parte de Guillermo Sepúlveda de la exposición de Filemón Santiago en el MARCO, nos deja mucho que desear. En un principio parece que va a cumplir con su cometido de mostrarnos sus diferentes facetas, pero a medida que uno avanza, las diferentes etapas del pintor se ven mezcladas y no siguen la línea que plantea el texto del curador, quien menciona cuatro etapas: “sus comienzos en el Taller de Artes Plásticas Rufino Tamayo, su estancia de quince años en la ciudad de Chicago, su retorno a Oaxaca y trabajos recientes al inicio de la exposición.” Lo más extraño de esta incongruencia es que las etapas se ven claramente y la evolución de sus pinturas se pueden distinguir al ver los diferentes tonos, técnicas, formas y fechas de cada pintura, pero estas no están todas juntas.

Me gustaría saber si esto se debe a un descuido del curador y museógrafo o si fue intencional ¿cuál era esta intención? O al menos saber quién o que tiene la responsabilidad de no cumplir con el principal objetivo del transcurso de la exposición.

En otro aspecto me tomó por sorpresa uno de los textos, que aparecían en la exposición, en dónde Filemón Santiago expresa sus pensamiento en cuanto a las técnicas que usan ahora los artistas jóvenes:
“Las guerras maltrataron al ser humano. El hombre sensible se sintió ultrajado frente a la barbarie; el artista del siglo XX tomó posturas de rechazo, reclamo y negación. Hoy muchos jóvenes artistas se declaran duchampianos, seguidores del ready made, de la apropiación y de las tendencias que desconocen al objeto frente al concepto o la idea, prestándose a que muchos de ellos, al no requerir conocimientos técnicos y ninguna clase de oficio, prefieren estos modelos de expresión, resultando así una cantidad de propuestas en su mayoría falsas y engañosas”

No me queda muy claro si su postura es totalmente en contra de las apropiaciones y los ready made, que en lo personal me parecen una gran herramienta de crítica y reflexión y creo que estos elementos están dotados de significados y transmiten cosas que a veces algo totalmente propio no puede lograr en estos días, o si es una crítica solamente para aquellos que creen ser buenos productores de ready mades y no lo son. O talvez en una última instancia es una manera de justificar que el todavía esta utilizando una técnica formal después de todas las evoluciones en las técnicas de los productores.

Andrea Isabel Martínez González

lunes, 1 de marzo de 2010

Zona de Miedo [The Hurt Locker]

La película, nominada al Óscar, tiene un sabor bastante amargo y bastante atractivo. Como un buen vino. Antes que nada, debo decir que mi opinión puede estar predispuesta y con inclinaciones: tiene varias nominaciones al Óscar. Entonces, por cualquier lado, es parcial. Pero ¿cuál no? ¿Existe, de verdad, alguna opinión neutra o nula, o libre de tendencias, prejuicios y parcialidades?

En fin, la película, con su amargo sabor, enseña una faceta que nunca había visto antes: los escuadrones anti-bombas dentro del campo de batalla. Porque anti-bombas hemos visto en series y todos lados, pero ahí andan atorados en medio de New York o Los Ángeles desarmando los quehaceres de un psicótico divertido. Aquí no, no nos andamos con eso. The Hurt Locker nos mete a Irak, en medio de la guerra, para que vivamos (y sintamos de a de veras) esa particular tensión del grupo anti-explosivos.

Es una pieza muy bien construida. Y que maneja, como muchas BUENAS películas, un sinfín de temas: la lealtad, la amistad, la obsesión, la tensión, la traición, la confusión, el terror, la aventura, el miedo, la rutina, la lejanía, la cercanía, la necesidad. Y sobre todo la necesidad del otro. La otredad.

Una variedad de temas manejados con cuidado y esmero. Y con muchas cámaras subjetivas para darnos más tensión y filo a nosotros pobres espectadores. Existen subtramas deliciosamente manejadas y que le dan una buena sazón a toda la pieza: ahí tenemos la historia de Beckham, los varados en el desierto, y la necesidad del hijo. Unos buenos argumentos que complementan la historia del sargento William James.

Tampoco es una pieza exquisita. Hubo uno que otro momento donde ya necesitaba que la película se acabara. No porque me tuviera al borde de un infarto por tensión. Sino porque la cosa se volvía tan repetitiva: explosiones, muerte, balazos, explosiones, iraquíes, edificios, explosiones, familias, explosiones, dvd's, explosiones y explosiones. Había momentos donde la cosa agarra una tonalidad muy gris y predictiva. Como quiera no se enlodaron en esas insípidas tierras y supieron salirse del tedio poniendo alguna que otra escena interesante.

Es una película dirigida por una mujer. Que nos da una nueva valoración sobre el trabajo femenino en el área. Jamás habría pensado que una mujer estuviera tras esa visión. Y no es por ser sexista, por el contrario, resulta ser una de las cosas más deliciosas de la película. Entrando más a detalle, no parece ser una visión femenina. Pero eso es porque las mismas mujeres se han dado una imagen (mayoritaria, siempre habrá honrosas minorías) en el séptimo arte mucho menos violento. Y más allá de eso, una imagen completamente alejado de este tipo de dramas bélicos. La complejidad de las relaciones o de las etapas de la vida han sido más abordadas por el sexo. Con todo, Bigelow se lleva los laureles por romper paradigmas. Muy ad-hoc a la época, se cuestiona las imágenes (referencias) de nuestros días y las reevalúa con otra postura. Y cuidado, que ahora las mujeres también saben hablar de guerra. Como una subnota adyacente, me acuerdo de una frase que alguna vez escuché en una discusión con una amiga: "Si las mujeres controlarán el rumbo del mundo, la guerra no sería necesaria". Muy a la par a nuestra antigua impresión. Ahora me queda muy en duda.

Al final nos deja con una perspectiva más fría del valor de la vida y del otro en terreno de guerra. Me acuerdo de Savater y su postura de que en la guerra, la variedad termina y todo se reduce a necesidad inminente. 
Lo más cautivador es la frase con la cierra la película. No, no está propiamente dicha, pero si le pusimos atención al inicio esas palabras quedarán rebotando en la conciencia. "La guerra es una droga".


Rogelio Lozano Bazaldúa