La Contemporaneidad de Annette Messager

La exposición de Annette Messager me deja con muchas dudas de qué será exactamente lo que querrá transmitir con sus múltiples instalaciones, pero al mismo tiempo me deja con un buen sabor de boca porque precisamente el hecho de que me deje dudas y me haga pensar es lo que debe de hacer el arte y sobre todo creo que ésta es una característica del arte contemporáneo. La exposición nos hace pasar por un recorrido que sacude nuestros sentidos de muchas maneras desde una serie de dibujos con carboncillo, fotografías intervenidas hasta sus últimas instalaciones de gran tamaño e impacto, como lo son Casino, Manchas Negras y Articulando y Desarticulando, estas últimas fueron las que más me hicieron pensar y peguntarme que era lo que quería decir, explicar, presentar ante los espectadores, pero más que lo que ella quisiera que pensáramos me gusta la idea de poder entender la obra como cada espectador quiera y conforme a la experiencia que cada uno pueda tener frente a esta.

Normalmente esperaríamos que una mujer de la edad de Annette Messager no estuviera situada en el mundo del arte contemporáneo, un arte tan abstracto, lleno de instalaciones y maneras poco convencionales para explicar sus preocupaciones e inquietudes. Este tipo de instalaciones me recuerda más a cosas que hacen productores jóvenes, como los mexicanos Gabriel Orozco con su Esqueleto de Ballena o a Damián Ortega y su carro “Cosmic Thing”. Este arte es el que nos define a la perfección la época en la que vivimos con exposiciones más dinámicas y transformando las piezas y técnicas para expresarse.

Me llama mucho la atención ver este tipo de exposiciones tan espectaculares, que juegan tanto con nuestros sentidos junto con exposiciones como la Filemón Santiago que remite al arte formal y el cual solamente nos remite a algunas cosas históricas, pero sin intervenir tanto en nuestros sentidos y con muy pocas novedades que ofrecer. Me parece interesante que hay estos contrastes en un mismo museo ya que al espectador que no le guste el estilo de Messenger o al que no le guste el estilo de Santiago ambos pensaran en el porqué de tenerlas dentro de las mismas paredes y bajo un mismo techo. Me parece interesante que se cree un diálogo entre las exposiciones y que se vea la disparidad en sus maneras de expresarse, uno sigue haciendo cuadros y montando exposiciones convencionales la cual no necesita una museografía muy sofisticada, en cambio la exposición de Messenger llena de instalaciones en movimiento que requieren ingenieros para montarlas y mantenerlas con un buen funcionamiento, si necesita una museografía más elaborada y con un poco más de ingenio para adecuar los espacios y crear congruencia del recorrido.

-Andrea Isabel Martínez González