¿Qué es esto?

El que se ocupe este espacio responde a tres objetivos. El primero de ellos, contar con un sitio desde el cual se puedan dar a conocer las opiniones, las observaciones, las críticas de un grupo de alumnos de la Universidad de Monterrey, quienes, por obligación o gusto, tienen que realizar estos ejercicios dentro de la materia que lleva por nombre Taller de Crítica Cultural.

Segundo, y como si de un boomerang se tratara, una cosa es hacer llegar a otros lo que pienso, dudo, discurro, critico, y otra es someterme al escrutinio del otro, abrirme al diálogo, entrar en la polémica, ser el objeto de la crítica de otros. Enfrentar esta situación, aún así sea a través de estos medios, creemos, ayuda en la formación de quienes serán futuros profesionistas en las áreas social, cultural o humanística.

Y, tercero, es nuestra convicción de que al desarrollo cultural y artístico de esta ciudad le falta el elemento que cohesiona a todo con lo que ya contamos; tenemos teatros, cines, galerías y museos, orquestas, escuelas de arquitectura y diseño, desfiles de modas, premios a lo mejor del cine independiente, estudios de grabación y hasta un canal artificial en el cual concursan los triatletas de todo el país, pero a pesar de todo ello y de haber dado ya el salto al siglo XXI, no tenemos crítica, entendida esta como el comentar, el explicar, el difundir, el debatir, el exponer, de manera pública diversos puntos de vista sobre lo que, precisamente, está sucediendo en la ciudad en estos campos. Así pues, este espacio, estos textos, son nuestra modesta, pero decisiva, aportación al desarrollo del arte y la cultura de esta ciudad.

martes, 11 de mayo de 2010

La Anunciación y el arte religioso: más arte que religioso.

Quizás alguna vez habremos leído o escuchado que la Anunciación es una temática compleja para los artistas por el desafío de representar en un mismo lienzo dos personajes de mundos diferentes: el humano, de María, y el celestial, del Arcángel Gabriel. No obstante, el arte religioso es siempre, en cualquiera de sus formas, una conjugación de dos mundos: el místico que rodea su temática, y el terrenal que lo convierte en arte y lo plasma en formas humanas o conocidas, descifrables en muchos sentidos.

Analizando las Anunciaciones de El Greco (1567-1570, 1567-1577, 1595-1600 y 1603-1605), Peter Paul Rubens (c. 1628), Pedro Núñez del Valle (1623-1630), Antonio de Pereda (1637), Francisco de Zurbarán (c. 1640) y Bartolomé Esteban Murillo (1660-1665), es que realizo la siguiente reflexión.

Cada obra es diferente de las otras a pesar de representar todas el mismo pasaje. Cada una utiliza un cierto estilo o ciertos colores y formas en especial, algunas tienen menos personajes que otras, o se sitúan en ambientes distintos, o privilegian más un aspecto formal o temático que otro, o figuran la llegada del ángel por uno u otro lado del lienzo. Todas incluyen a María, al ángel y a la paloma que representa al Espíritu Santo.

No cabe duda que esta selección de cuadros muestra cómo la Anunciación fue un pretexto tan artístico como religioso para que los pintores de las diversas épocas experimentaran con su estilo. Aunque en otras proporciones, la temática se ha mantenido viva hasta el momento entre los artistas, y en cada momento ha sido un reflejo del arte de su época. En el plano contemporáneo, el estadounidense Bill Viola es uno de los artistas ocupados en reinterpretar el arte religioso desde la propia época, y lo logra con una fusión de performance y video, dando cuenta de la atemporalidad de estas obras en su mente de artista.

Las Anunciaciones del Greco son un testimonio lineal de su evolución como artista gracias a que el pintor recurrió en repetidas ocasiones a esta temática. En su Anunciación de 1567-1570, vemos una serie de características típicamente renacentistas, y puede incluso parecernos casi un espejo de la de Tiziano; las formas son aún bastante clásicas. La de 1567-1577 hace un gran énfasis en la perspectiva a través del suelo y sigue remitiendo al clasicismo por elementos como los colores y los ropajes. La Anunciación de 1595-1600 ya resulta muy distinta a la vista del espectador, mucho menos serena en sus colores, más sueltas sus pinceladas, aunque armonizando a los tres personajes por medio de una clara diagonal; esta obra deja entrever las características manieristas que identificarán a El Greco en el resto de sus obras. Finalmente, la de 1603-1605 es una Anunciación circular, casi esférica gracias al tratamiento de la luz y las sombras que aparece un tanto distorsionada como producto de este mismo efecto.

La Anunciación de Rubens, que se estima fue terminada por el artista flamenco en 1628, es una obra minuciosa que continúa reflejando su herencia clásica-renacentista y que incluso puede llegar a recordarnos a pinturas que retratan escenas de la mitología grecorromana. La posición de María y del ángel son indudablemente protagónicas, y la obra tiene un alto sentido de la elegancia y la majestuosidad; el escenario es sumamente sencillo en la sección mariana, pues se trata de un humilde piso de madera, en contraste con la sección del Arcángel, que vacila entre nubes y un espacio celestial que se funde con el terrenal.

Las anunciaciones españolas, todas del barroco, utilizan colores intensos y contrastes fuertes, especialmente las de Pedro Núñez del Valle (1623-1630), Antonio de Pereda (1637) y Francisco de Zurbarán (c. 1640). Los cuerpos de los personajes aparecen como delineados por la luz, lo que también ocurre en la Anunciación de Bartolomé Esteban Murillo (1660-1665). Ésta última se distingue de las anteriores por la suavidad de sus colores y por el rostro sumamente joven de María, así como por la posición del ángel, que se hinca sobre el suelo en el que yace ella, sin presentarse especialmente celestial, ni flotando sobre una nube. La obra es mucho más dulce que las otras tres, y recuerda mucho más a las estampas religiosas populares, preferidas por los fieles antes que los lienzos hieráticos en lo alto de las iglesias.

Sin duda, el arte religioso es mucho más que sólo “religioso”: su lenguaje es artístico en toda su amplitud, y sólo parcialmente religioso. Es también lenguaje histórico, lenguaje individual y subjetivo, lenguaje colectivo y de la época. La religión ha ido tan ligada a la evolución de cada cultura, de manera que el Arte no ha dejado de abordar sus temáticas en todo momento, convirtiéndolas quizás en recurso, quizás en pretexto, pero al final, en obras de arte que hoy podemos reinterpretar y descifrar de muchas maneras.

Dalinda Peña Habib.

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