¿Qué es esto?

El que se ocupe este espacio responde a tres objetivos. El primero de ellos, contar con un sitio desde el cual se puedan dar a conocer las opiniones, las observaciones, las críticas de un grupo de alumnos de la Universidad de Monterrey, quienes, por obligación o gusto, tienen que realizar estos ejercicios dentro de la materia que lleva por nombre Taller de Crítica Cultural.

Segundo, y como si de un boomerang se tratara, una cosa es hacer llegar a otros lo que pienso, dudo, discurro, critico, y otra es someterme al escrutinio del otro, abrirme al diálogo, entrar en la polémica, ser el objeto de la crítica de otros. Enfrentar esta situación, aún así sea a través de estos medios, creemos, ayuda en la formación de quienes serán futuros profesionistas en las áreas social, cultural o humanística.

Y, tercero, es nuestra convicción de que al desarrollo cultural y artístico de esta ciudad le falta el elemento que cohesiona a todo con lo que ya contamos; tenemos teatros, cines, galerías y museos, orquestas, escuelas de arquitectura y diseño, desfiles de modas, premios a lo mejor del cine independiente, estudios de grabación y hasta un canal artificial en el cual concursan los triatletas de todo el país, pero a pesar de todo ello y de haber dado ya el salto al siglo XXI, no tenemos crítica, entendida esta como el comentar, el explicar, el difundir, el debatir, el exponer, de manera pública diversos puntos de vista sobre lo que, precisamente, está sucediendo en la ciudad en estos campos. Así pues, este espacio, estos textos, son nuestra modesta, pero decisiva, aportación al desarrollo del arte y la cultura de esta ciudad.

jueves, 20 de mayo de 2010

Annette Messager: la 'CO' en mar'CO' se vuelve mayúscula

Una exposición como la de Annette Messager, actualmente en el MARCO, tiene la capacidad y los recursos para impresionar a personas de todas las edades; a más de un crítico, artista, diseñador, ingeniero, y a cualquier visitante común y corriente.

La exposición está constituida por un buen número de piezas que involucran muchos objetos e ideas que por sí solos no hablarían mucho de arte y que, al agruparlos, la artista francesa decide convertirlos en tal. A productores de este tipo ya no podemos encasillarlos como pintores, escultores o dibujantes; sus nuevas formas de creación artística se han convertido en una continua novedad que día a día va dando lugar a nuevos nombres y técnicas que cambian constantemente.

Letras y colgantes de peluche, hilos, redes, hilaza, fotografías intervenidas, firmas, pelotas gigantes, sistemas de ventilación, palabras e intervenciones en los muros, dibujos, vastos metros de tela roja, antifaces, iluminación, muñecos, vestidos, sistemas mecánicos... los recursos son interminables y por eso mismo abren más que nunca la posibilidad de despertar una amplia gama de emociones en cada espectador, ya sea como mera experiencia visual o a través de aspectos mucho más personales y complejos.

Haciendo como pocas veces alarde a su "CO" de marCO, el museo regiomontano deja claro su orgullo de ser el primero en presentar una exposición de Messager a esta escala en Latinoamérica.

La labor que me parece más importante de todas es que el museo como institución y como espacio haya emprendido el reto de montar una exposición de este tipo, donde se evidencia que ya no hay nada más obsoleto que los métodos museográficos tradicionales donde "poner unos cuantos clavitos" y cuestiones como mantener las condiciones ambientales adecuadas eran las preocupaciones básicas del museo. Ahora cada exposición como esta es un desafío tecnológico y una responsabilidad cultural para toda la institución y su personal. El arte de Messager está, literalmente, en movimiento, y son otros más los que se encargan de que este movimiento y lo que expresa permanezcan en sus condiciones originales mientras dure la exposición.

Marco se vuelve contemporáneo al invertir en exponer algo más que simples piezas de reciente manufactura; lo consigue al elegir a productoras y productores cuyas ideas expresan de un modo tan claro y radical uno o varios aspectos de la cultura contemporánea.

Habrá quienes encuentren más placentero el contemplar una obra clásica o una pintura impresionista que la colección de Messager para encontrar su mejor firma, por ejemplo, pero es importante recordar que un espacio para el arte contemporáneo únicamente puede ser congruente consigo mismo y con su vocación al proyectar hacia afuera y hacia adentro una selección actualizada de los artistas que alberga, en la cual los valores artísticos no son los mismos de antes, aunque muchos espectadores aún los conserven en sus mentalidades y en sus expectativas.
Dalinda Peña Habib

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