¿Qué es esto?

El que se ocupe este espacio responde a tres objetivos. El primero de ellos, contar con un sitio desde el cual se puedan dar a conocer las opiniones, las observaciones, las críticas de un grupo de alumnos de la Universidad de Monterrey, quienes, por obligación o gusto, tienen que realizar estos ejercicios dentro de la materia que lleva por nombre Taller de Crítica Cultural.

Segundo, y como si de un boomerang se tratara, una cosa es hacer llegar a otros lo que pienso, dudo, discurro, critico, y otra es someterme al escrutinio del otro, abrirme al diálogo, entrar en la polémica, ser el objeto de la crítica de otros. Enfrentar esta situación, aún así sea a través de estos medios, creemos, ayuda en la formación de quienes serán futuros profesionistas en las áreas social, cultural o humanística.

Y, tercero, es nuestra convicción de que al desarrollo cultural y artístico de esta ciudad le falta el elemento que cohesiona a todo con lo que ya contamos; tenemos teatros, cines, galerías y museos, orquestas, escuelas de arquitectura y diseño, desfiles de modas, premios a lo mejor del cine independiente, estudios de grabación y hasta un canal artificial en el cual concursan los triatletas de todo el país, pero a pesar de todo ello y de haber dado ya el salto al siglo XXI, no tenemos crítica, entendida esta como el comentar, el explicar, el difundir, el debatir, el exponer, de manera pública diversos puntos de vista sobre lo que, precisamente, está sucediendo en la ciudad en estos campos. Así pues, este espacio, estos textos, son nuestra modesta, pero decisiva, aportación al desarrollo del arte y la cultura de esta ciudad.

martes, 18 de mayo de 2010

Annette Messager

No se requiere saber que es francesa, que tiene 67 años, que ganó el León de Oro en la Bienal de Venecia, ni nada sobre Annette Messager para sentirse afectado por su obra. Ya sea horror, miedo, asombro, confusión, disgusto, admiración o una extraña sensación de estar caminando entre los recónditos pasadizos de las memorias infantiles de alguien, el diálogo creado entre el espectador y las piezas se vuelve todo menos ajeno.
La exposición, que se encuentra en el Museo de Arte Contemporáneo, consta de instalaciones de distintos tamaños, teñidas todas de un inapelable sentimiento de oscuridad que en ocasiones se vuelve violento y en ocasiones es apenas un susurro. Se trata de peluches sucios, fotografías y otros objetos que dentro de toda su cotidianidad transmiten un aire de grotesca monstruosidad que asusta.
La exposición, incluyendo el trabajo de la artista y a los encargados de montar y cuidar las piezas es sin duda alguna una labor entrañable digna de admirarse.

-Luisa Mariscal

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