¿Qué es esto?

El que se ocupe este espacio responde a tres objetivos. El primero de ellos, contar con un sitio desde el cual se puedan dar a conocer las opiniones, las observaciones, las críticas de un grupo de alumnos de la Universidad de Monterrey, quienes, por obligación o gusto, tienen que realizar estos ejercicios dentro de la materia que lleva por nombre Taller de Crítica Cultural.

Segundo, y como si de un boomerang se tratara, una cosa es hacer llegar a otros lo que pienso, dudo, discurro, critico, y otra es someterme al escrutinio del otro, abrirme al diálogo, entrar en la polémica, ser el objeto de la crítica de otros. Enfrentar esta situación, aún así sea a través de estos medios, creemos, ayuda en la formación de quienes serán futuros profesionistas en las áreas social, cultural o humanística.

Y, tercero, es nuestra convicción de que al desarrollo cultural y artístico de esta ciudad le falta el elemento que cohesiona a todo con lo que ya contamos; tenemos teatros, cines, galerías y museos, orquestas, escuelas de arquitectura y diseño, desfiles de modas, premios a lo mejor del cine independiente, estudios de grabación y hasta un canal artificial en el cual concursan los triatletas de todo el país, pero a pesar de todo ello y de haber dado ya el salto al siglo XXI, no tenemos crítica, entendida esta como el comentar, el explicar, el difundir, el debatir, el exponer, de manera pública diversos puntos de vista sobre lo que, precisamente, está sucediendo en la ciudad en estos campos. Así pues, este espacio, estos textos, son nuestra modesta, pero decisiva, aportación al desarrollo del arte y la cultura de esta ciudad.

viernes, 16 de abril de 2010

"Pájaro disfrazado de humano": Juan Soriano desde Octavio Paz

A México le duró 86 años Juan Soriano, el artista tapatío al cual vio nacer en 1920. Desde pequeño admiró la pintura y la literatura clásica y con sólo 14 años participó por primera vez en una exposición colectiva en el Museo de Guadalajara.

A Soriano se le apodaba "enfant terrible" (niño terrible), expresión cuyo origen francés refiere al niño que hace preguntas constantes e incisivas a los adultos, y que en su uso más amplio denota un espíritu innovador y vanguardista, alejado de la ortodoxia.

A lo largo de su vida y sus viajes, este "enfant terrible" entabló una especial amistad con Octavio Paz. El poeta y ensayista mexicano se encontró con él en tierra propia en 1938, y luego en Nueva York, en la segunda mitad de los 40. Colaboraron en proyectos teatrales, donde Paz participaba en la parte literaria y Soriano en la escenografía y diseño de vestuarios. Soriano ilustró además un par de portadas de libros de Octavio Paz.

A través de la trayectoria de Soriano, Paz le dedicó varios ensayos al tapatío: "Rostros de Juan Soriano" en 1941, con motivo de su exposición individual en la Galería de Arte de la UNAM; un segundo ensayo en 1954; y "La exposición de Soriano" en 1961. En el primero de ellos, el escritor lo describe así:

"Cuerpo ligero, de huesos frágiles como los de los esqueletos de juguetería, levemente encorvados no se sabe si por los presentimientos o las experiencias; manos largas y huesudas, sin elocuencia, de títere; hombros angostos que aún recuerdan las alas de petate del ángel o las membranas del murciélago; delgado pescuezo volátil, resguardado por el cuello almidonado y estirado de la camisa; y el rostro: pájaro, potro huérfano, extraviado. Viste de mayor, niño vestido de hombre. O pájaro disfrazado de humano. O potro que fuera pájaro y niño y viejo al mismo tiempo. O, al fin, simplemente, niño permanente, sin años, amargo, cínico, ingenuo, malicioso, endurecido, desamparado".

Para Octavio Paz, este pájaro disfrazado de hombre que era Soriano, fusionaba tradición, fantasía poética e imaginación visual: la primera, como una herencia reconquistada; la segunda, como soplo de vida para lo que contemplamos e imaginamos; la tercera, como formas fantasmales encarnadas por la fantasía.


Dalinda Peña Habib

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