Debo admitir que me llevé una decepción al recorrer la exposición “Simplicidad compasiva”, del artista oaxaqueño contemporáneo Filemón Santiago, en MARCO. Mi decepción no se la atribuyo precisamente al artista sino, en mayor medida, a la incongruencia del trabajo de curaduría.
Justo antes de entrar a la primera sala, a las obras, se presenta al visitante en varios párrafos un mensaje de Guillermo Sepúlveda, curador y museógrafo de la exposición. En él se describen brevemente tres etapas biográficas de Filemón Santiago, dejando entrever la pretensión de mostrarlas a lo largo de la exposición, como una especie de telón de fondo o dotador de sentido para la obra de Santiago y para su evolución cronológica.
Lamentablemente, uno se pasea por las salas en búsqueda de este sentido lineal, o de esta triple división que al menos podría encontrarse en la colocación de las obras, aunque diera lugar a interpretaciones subjetivas; pero nos damos cuenta de que la exposición carece de explicaciones y vínculos pertinentes para hacer del conjunto de obras algo congruente con la aparente visión del curador.
Da la impresión de que el museógrafo hubiese tenido la intención principal de organizar la exposición de un modo y que, de pronto, decidió no seguir este patrón y olvidó cambiar el texto de bienvenida: así, de plano.
Asimismo, la mayoría de los textos que se colocaron en las paredes para acompañar a las obras eran –desde mi perspectiva– sumamente abstractos y con tintes más poéticos que otra cosa. Sin intenciones de desvalorizar lo poético, me parece que en este tipo de cuestiones habría de recurrir a ello sólo como un complemento pero no como la esencia museográfica que guíe a los espectadores a través de la obra de un artista.
Foto: http://www.marco.org.mx/exposiciones/FilemonSantiago.htm
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